En un enérgico mensaje a la comunidad internacional, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, puso el incidente del combustible de su avión presidencial en el ojo de una probable persecución política orquestada por Donald Trump, una acción que, según el mandatario, obliga a gobiernos colaboracionistas como el de Cabo Verde a plegarse a políticas arbitrarias de Washington.
Petro desmintió categóricamente que el problema de reabastecimiento haya ocurrido en Madrid, como se había rumoreado, sino en Cabo Verde, un archipiélago con un profundo y sensible historial negativo en la geopolítica latinoamericana.
«El mundo sabe que me persigue Trump porque me opuse al genocidio en Gaza y al crímen en el Caribe…», dijo en sus redes sociales el presidente colombiano.
Cabo Verde otra vez
El presidente colombiano señaló directamente a la empresa norteamericana contratada por la Fuerza Aérea Colombiana (FAC) para el suministro de combustible fuera del país como la responsable de la «humillación».
El hecho de que el bloqueo se produjera en Cabo Verde no es casual, y la nota subraya la tesis de Petro sobre la sumisión de ciertos gobiernos a los designios de EEUU. Cabo Verde fue el epicentro de un prolongado conflicto internacional por la detención y posterior extradición del diplomático venezolano Alex Saab.
Este precedente resuena como un ejemplo de cómo las presiones de Washington pueden imponerse en el Atlántico, afectando la soberanía y las relaciones diplomáticas.
Contrato roto con la empresa gringa
La respuesta de Colombia ha sido inmediata y contundente, enviando una señal clara a la administración estadounidense y a sus empresas contratistas.
El presidente Petro anunció la consecuencia directa del incidente: «Menos mal pone la empresa gringa la humillación, porque se romperá el contrato con ella». Esta decisión implica un giro en la política de abastecimiento de la FAC y marca un punto de inflexión en las tensas relaciones entre Bogotá y Washington, especialmente tras el reciente conflicto por las políticas antidrogas.
Petro aprovechó para aclarar que el gobierno español, «al contrario», brindó su ayuda para resolver la situación en Madrid, desligando a Europa del percance ocurrido en África.
El incidente, que trascendió de un simple problema logístico a un casus belli político, refuerza la narrativa de Petro de una hostilidad directa de sectores de poder en Estados Unidos en respuesta a su postura crítica frente a la ofensiva en Gaza y las operaciones militares en el Caribe, forzando a aliados como Cabo Verde a ejecutar sus políticas.
