Siria: el nuevo paso para dividir el Medio Oriente

Siria: el nuevo paso para dividir el Medio Oriente

El derrocamiento de Bashar al Asad, en una feroz ofensiva intensificada por grupos terroristas –desde el mismo día en que Israel y el Movimiento Hezbolá firmaron un endeble pacto de alto el fuego en Líbano, que ha sido violado constantemente por los sionistas–, ha generado inquietudes sobre lo que puede esperarse en el Medio Oriente envuelto en un verdadero candelero.

Como se sabe, desde el 7 de octubre de 2023 el régimen del primer ministro israelí Benjamín Netanyahu ha ejecutado un genocidio en la Franja de Gaza, que hasta la fecha ha dejado 45.000 palestinos asesinados en su propia tierra.

Desde hace más de dos meses, mientras practica lo que muchos han calificado como “limpieza étnica” en el enclave palestino, el sionismo también ha sembrado la muerte en Líbano con ataques indiscriminados en los cuales han caído unas 4.000 personas, la mayoría civiles al igual que en Palestina, con la excusa de exterminar a Hezbolá, uno de sus dolores de cabeza junto a Hamás.

Al mismo tiempo ha venido atacando a Siria, que el pasado domingo ha pasado al control de un grupo que todavía sigue llevando el calificativo de terrorista, como el Hayat Tahrir al-Sham (HTS), aunque –qué casualidad– ahora en la ONU consideran retirarle tal denominación, en tanto Netanyahu, la Unión Europea y sus jefes de Estados Unidos montan su fiesta, lo cual tiene una compleja y al mismo tiempo sencilla explicación: todo ello va en función de sus intereses, que pasan por la fragmentación de la región.

Objetivos.

El exembajador de Venezuela en Israel, Ángel Tortolero, desnuda de una vez que “la desestabilización de lo que llaman los occidentales el Medio Oriente es un objetivo político trazado desde 1948, cuando crearon el Estado de Israel”.

Consustanciado con el tema, recuerda que con Barack Obama en la presidencia de EEUU (2009-2017), hubo “un diseño estratégico para reconfigurar las fuerzas políticas en esa región, sobre todo aquellos grupos que están a favor de las políticas imperiales. Cuando hablamos del Medio Oriente, también ellos asumen el Magreb, que es toda la costa mediterránea del norte de África”.

Así se dieron la destrucción de Libia, desde 2011, y el inicio de “las revueltas sociales que presentaron ante el mundo como contra del gobierno de Bashar al Asad, pero todos sabíamos que era por la toma de Idlib, que es la región de concentración petrolera en ese territorio. El Daesh, la Yihad Islámica y los grupos ultraconservadores que se alzaron en esa región son financiados por EEUU y la Unión Europea, porque la tesis que maneja el imperio es que si divide ese territorio en pequeños reductos como hicieron en Libia, como ocurrió en Irak, le tocaría a Siria reconstruirse, lo cual por supuesto pasa por llegar a acuerdos para seguir siendo apoyados por el imperio”.

El experto remarca que “ya Netanyahu fue a marcar territorio en los Altos del Golán, lo que implica que este proyecto pasa también por las aspiraciones del gobierno sionista por extenderse en lo que llaman el gran Israel, desde el Mediterráneo hasta el río Tigris, es decir, todo el Medio Oriente”.

Rusia e Irán.

Ángel Tortolero subraya que, contrario a lo que celebran los medios occidentales, la caída de Asad no implica una “derrota” de Rusia e Irán.

“El repliegue temporal es una jugada estratégica frente a una situación real: grupos terroristas tomaron la capital. La derrota es para las Fuerzas Armadas sirias”.
El analista subraya que “hay un mensaje para el mundo: estamos en una guerra para la construcción de un nuevo orden internacional, Occidente no descansa en su afán de avanzar sobre territorios en los cuales ha encendido la mecha para buscar la mejor forma de dominación, que es debilitando países y poniéndolos al servicio de sus intereses. La tesis de dividir la región ya se está llevando a cabo” y eso pasa por el control del territorio sirio.

El nuevo jefe del Comando Sur.

El formato que intentan aplicar para América Latina

Caracas. Si bien son más de 11.000 kilómetros los que separan a Siria de nuestra región, las condiciones en las cuales se fue creando el caldo de cultivo para el derrocamiento de Bashar al Asad, a fin de apoderarse de las riquezas petroleras de ese país, deberían servir de alerta para América Latina, especialmente para Venezuela.

Así lo advierte el analista Ángel Tortolero, quien enfatiza que “es el mismo formato que están aplicando en Latinoamérica, con la diferencia de que en esta región aún no hemos llegado a las armas, pero desde el punto de vista político hay sectores ultraderechistas, como Milei en Argentina, que están proponiendo el fascismo a su más alto nivel”.

El diplomático recuerda el asedio contra Nicaragua, el inclemente bloqueo contra Cuba de más de 60 años, con México con sus problemas por las amenazas arancelarias de Donald Trump, Lula con una amplia oposición en Brasil y Gustavo Petro enfrentando sus dificultades en Colombia. Algunos, dice, “están dándole palos al presidente Nicolás Maduro, a ver si el opresor los comienza a ver con otros ojos”.

Tortolero remarca “las amenazas de guerra que hay desde Guyana contra Venezuela con la presencia del Comando Sur, preparando acciones que no son otra cosa que mostrar los dientes para decir que por ahí pudiera venir una futura invasión a nuestra patria”. Por eso el exembajador venezolano en Israel insiste en alertar sobre el tema de Siria.

Abu Mohamed al Jawlani

Abu Mohamed al Jawlani: el terrorista que tomó el poder

. “Estados Unidos no tiene amistades permanentes, sino intereses permanentes”.
La frase atribuida a John Quincy Adams, sexto presidente de ese país e ideólogo de la Doctrina Monroe, bien pudiera sufrir una ligera variante, para decir que tampoco tiene enemistades permanentes, como puede palparse ahora cuando un hombre por cuya captura todavía ofrecen una recompensa de 10 millones de dólares, tal es el caso de Abu Mohamed al Jawlani, líder del grupo considerado terrorista Hayat Tahrir al-Sham (HTS), pasará a ser su “nuevo mejor amigo”, tras tomar el poder en Siria al derrocar a Bashar al Asad.

De 41 años, al Jawlani formó parte de Al Qaeda y el 16 de mayo de 2013 fue clasificado como terrorista global especialmente designado, por el Departamento de Estado.
Bajo su comando, el Frente Al-Nusrah (que luego derivaría en el actual HTS) se atribuyó en junio de 2015 la autoría de la masacre de 20 civiles en la aldea drusa de Qalb Lawzeh, en la provincia de Idlib.

Acusado de violaciones de los derechos humanos, estableció desde la mencionada Idlib el denominado “gobierno de Salvación” y al entrar el domingo a Damasco habló en contra de Irán, probablemente mirando hacia Washington.

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