La desesperación de no poder

¿Le creerán a Elon Musk?

De nuevo la desesperación de la oposición extremista de no poder derrotar al chavismo. Han sufrido muchas derrotas, entre ellas las electorales, y ese “yo” que no desea ser como diría Sören Kierkegaard. Se trata de la mala política convertida en enfermedad mortal sin nada más después de ella. O sea, parafraseando el “Tratado de la desesperación” de Sören: aquí, el mal, con su sufrimiento y la muerte misma, consisten en que esa desesperación es la desesperación de no poder, incluso, morir; es decir, acabarse como oposición extremista, fascista y antinacional.

Desde el momento en que apareció en el escenario político la figura de Chávez, se empeñaron en destruirlo todo, a él y a la revolución bolivariana que reivindicaba con su discurso y con su acción. Esa oposición lleva a cuestas una carga de maldades y de resentimiento por su impotencia de lograr éxitos políticos en los últimos veinticinco años; en fin, está hecha pedazos, dividida en una parte que ahora se adhiera a los principios de la democracia y se sujeta a cumplir la Constitución; pero la otra, fascista y antinacional, sigue transitando los caminos equivocados de la política.

Cuando hablo de maldades o de esa inclinación a hacer el mal, quiero referirme a la oposición extremista, fascista, que continúa con sus “acciones políticas”, hoy en día definidas algunas como terrorismo y concretadas en atentados contra la vida de las personas, desabastecimiento, colapso del sistema eléctrico, saboteo de servicios públicos, guarimbas, quema de personas vivas, destrucción de bienes públicos, así como la conspiración y hostilidad contra las instituciones republicanas: aprobación de un Estatuto que sustituía a la Constitución, la creación de un Tribunal Supremo de Justicia paralelo y otras instituciones paralelas que les ha servido, con la connivencia de gobiernos extranjeros, para apropiarse de los bienes del patrimonio público en el exterior.

Ante el fracaso de sus acciones y su última derrota en las elecciones del 25 de mayo, ya acumulan demasiada desesperación, lo que nos hace recordar a Kierkegaard cuando dice: “lejos de aliviar al desesperado, el fracaso de su desesperación para destruirse es, por el contrario, una tortura que reaviva su rencor, su aversión, porque acumulando incesantemente en la actualidad desesperación pasada, desespera al no poder devorarse, al no poder desembarazarse de su yo”.

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