Contra la domesticación juvenil – Últimas Noticias

¿Le creerán a Elon Musk?

En estos días vi una interesante entrevista en redes sociales que le hicieron al músico argentino Fito Páez. Siempre es un placer escuchar o ver encuentros periodísticos de este tipo, los cuales ahora solo pueden apreciarse en soportes digitales. Definitivamente, otra inequívoca señal de cómo ha cambiado el sistema de medios y el consumo informativo audiovisual.

El autor de obras icónicas del rock latinoamericano, como es su costumbre en los últimos años, durante la entrevista reflexionó de manera crítica sobre diversos temas, pero uno especialmente quedó rondando en mi cabeza: la domesticación de la juventud.

Para el argentino se ha cumplido el meticuloso plan urdido por las grandes corporaciones globales de la tecnología: la juventud está atrapada en la lógica de la comunicación digital. “Lo lograron. Tienen a todo el mundo agarrado de su telefonito”, dijo el músico.

Fito se concentra en los riesgos de esta domesticación. Advierte que esta los ha alejado del “amor, los besos y las cosas lindas”. A su juicio, eso es una desgracia planetaria. Además, señala que esta anulación de los aspectos esenciales de la vida conduce a la juventud a priorizar otros temas como la búsqueda del reconocimiento social y el éxito inmediato. “¿Es la sangre o la guita (dinero)?”, dice.

Esa simpleza vital propicia la domesticación, abona el terreno para una obediencia colectiva silenciosa y genera un tipo peligroso de sometimiento. En otras palabras, produce un acatamiento inconsciente y dócil a ciertas ideas impuestas por quienes detentan el poder tecnológico y que termina implantando un conservadurismo entre la propia juventud subordinada.

Sin embargo, el autor de Ciudad de pobres corazones no es del todo pesimista, aunque mantiene algunas reservas. “Todo esto es materia para pensar. Yo creo que es una época estimulante para debatir. Bueno, si es que aún hay gente para debatir”, expresa.

Coincidimos con el músico rosarino y ratificamos que la mejor manera para revertir esta situación es el fomento del pensamiento crítico y que el lugar propicio para hacerlo es el aula de clases. Solo allí, respetando las diferencias y distintas visiones de mundo de los estudiantes, podremos impulsar ese debate urgente y necesario entre los jóvenes que aún no han caído en ese riesgoso servilismo y que están dispuestos a reflexionar por sí mismos.

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