Diane von Furstenberg, sobre su gloriosa carrera y su matrimonio con Barry Diller: “¡La ropa sale del armario, los hombres salen del armario!” | Gente

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A sus 78 años, Diane von Furstenberg, la diseñadora responsable del emblemático vestido wrap dress, ha aceptado recibir el premio Icono de la Cultura que otorga el Perelman Performing Arts Center de Nueva York y que se entregará el próximo 28 de octubre. Además de ser conocida por DVF —su marca de lujo— y de ser un icono de la cultura de Nueva York —donde, a pesar de ser haber nacido en Bruselas, reside desde 1969—, von Furstenber es una persona modesta que prefiere hablar de cualquier cosa antes que sobre sus logros. Así la describe la revista estadounidense Variety, a la que recientemente ha concedido una entrevista en la que ha revelado la razón por la que decidió aceptar el premio, que reconoce su influencia durante décadas en la cultura como diseñadora de moda, empresaria, filántropa y neoyorquina, y que al principio se negaba a recibir: “Michael Bloomberg ―exalcalde de Nueva York― me habló y me dijo: ‘Tú eres el único icono que conozco, así que tienes que aceptar el premio’. Yo estaba muy avergonzada y le dije: ‘No quiero hacer esto, la única forma de aceptarlo es si lo conviertes en una comedia“. El premio también la reconocerá por su labor de empoderamiento femenino y por su sólida trayectoria y activismo, que se ha explorado en exposiciones como “Diane von Furstenberg: La mujer antes de la moda”.

Para ella, ser un icono es igual a “haber vivido mucho tiempo” y “haber conocido a mucha gente durante ese tiempo”. Aunque no está segura de haber moldeado la cultura, von Furstenberg reconoce que ella “revolucionó la cultura con la invención del wrap dress”, un vestido que se caracteriza por su diseño, que se cruza por delante y se ata a la cintura con una cinta para quedar ajustado al cuerpo sin necesidad de botones o cremalleras. Esta pieza, diseñada en 1973, se convirtió en un símbolo de liberación femenina. “Manejaba de la Park Avenue a la Seventh Avenue y contaba los vestidos en las calles. Estaban por todas partes. En un punto estaba haciendo 25.000 vestidos en una semana, ¡veinticinco! Todas las mujeres en Estados Unidos tenían uno», relata a la revista.

Gracias a esta pieza, la empresaria apareció en la portada de la revista Newsweek en 1976 y logró hacer la moda más accesible. “En lugar de ser algo elitista, el vestido permitía que todo el mundo se viera bien”. Como ha explicado a Variety, para ella su marca se trata de “hacer ropa para la mujer que está al mando”. Y lo desarrolla así: “Se trata de dar confianza a las mujeres y hacer que se sientan sexis sobre la marcha y listas para todo. Las piezas son las mejores amigas de una mujer dentro del armario. Yo me mantengo fiel al armario: ¡la ropa sale del armario, los hombres salen del armario! El armario es muy importante».

La diseñadora muy pronto se empezó a rodear de otros iconos de la moda. “Conocía a todas las personas de mi edad que estaban en Nueva York en ese entonces”. Una de ellas es Karl Lagerfeld, quien le hizo “un dibujo de mí en una bola de cristal, como un mago en televisión, lo tengo por ahí, en algún lugar”. También conoció a Andy Warhol, que la retrató en un par de ocasiones. “Él nunca hablaba de él, él quería saber de ti, fotografiarte, grabarte. Él es quien creó la idea del icono”. Incluso Madonna llegó a ir a una de sus populares fiestas que hacía junto al príncipe y su exmarido, Egon von Furstenberg, y por las que ganó la fama de reina de la vida nocturna. “Ella ya era Madonna, pero nadie la conocía. Tenía 19 años. Llegó con un gran sobrero marrón y habló toda la noche con mi madre”, relata a Variety.

A lo largo de su vida, uno de sus lemas ha sido: “Sé la mujer que quieres ser”. En el año 2014 sacó el libro The Woman I Wanted to Be (La mujer que quería ser), en el que cuenta todas sus aventuras. Hija de una sobreviviente del Holocausto, von Furstenberg llegó a Nueva York en 1969. En 1972 fundó su marca DVF, y, después de hacerse millonaria por mérito propio, se compró un apartamento en Park Avenue y una granja en Connecticut. En 2001 se casó por segunda vez con el magnate de Hollywood Barry Diller. Después de más de 20 años de matrimonio, como lo describe en la entrevista, el “alma gemela” de la diseñadora sacó un libro a principios de este año, Who knew, en el que reveló que siente atracción sexual por los hombres. Para ella “estar casada con un hombre gay no cambia nada. No sé cómo, pero para mí no es gay”, explica a la revista.

Ahora, la icono está en “el invierno de su vida”. “Es muy importante para mí tomar todo lo que he aprendido, logrado y experimentado, junto con todas las conexiones que he hecho para reunirlo todo, darle sentido y hacer que otras personas se beneficien de ello”, reflexiona. Von Furstenberg asegura que en “el tiempo que le queda” se enfocará en el poder de la amabilidad. “La amabilidad es una moneda, al igual que el dinero, es una virtud, una herramienta, un músculo. Una vez que la pones en práctica, es una cosa maravillosa”, y comparte, además, su filosofía de vida: “Conectar”. “Cada día hago un milagro presentando a una persona con alguien que puede cambiarle la vida. Todo lo que tengo que hacer es enviar un correo amable, significativo y reflexivo… ¡y ocurre un milagro!”, comenta a Variety.



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