Tres décadas pasaron para que ‘El Cuervo’ volara de nuevo a los cines a partir de una versión que, inevitablemente, es comparada con el clásico de 1994. Lamentablemente, a todas luces, la película no logra superar la obra de Alex Proyas protagonizada por Brando Lee. Sobre todo por el legado de aquella que conserva aún hoy estatus de culto tras el fallecimiento accidental de su protagonista en pleno rodaje. Ocurrió luego de que Lee fuera alcanzado por una bala real en la escena de un tiroteo donde las municiones debían ser de fogueo.
Ambas obras coinciden en algo: adaptan el cómic de James O’Barr de finales de los años 80 del siglo pasado. Esta última con la oscuridad y sangre plasmada en las páginas.
Bill Skarsgård, como Eric, y FKA Twigs, como Shelly, están a cargo de los roles protagónicos. Son la pareja que justifica el cuento de amor, venganza y redención.
Ella inexpresiva, sin alma, mucho menos encanto, en lugar de impulsar el dramatismo se limita a hacer acto de presencia. Su química con Skarsgård es nula y esto pasa factura distanciando su conexión con el espectador.
Sin vida
Con un ritmo excesivamente lento, la trama tarda en despegar mientras el espectador se espicha en el asiento. Rupert Sanders, su director, ha repetido que no se trata de un remake. Algo inevitable de suponer a partir de la estética que acompaña al film, más allá de inspirarse en el mismo cuento de origen.
Lejos de la odiosa comparación, en su recorrido la película se siente hueca. Principalmente por algunas situaciones que resultan descabelladas o desconectadas de la realidad que la trama intente vender. Ocurre lo mismo con el desarrollo de estos personajes sombríos que a ratos son tan aburridos como sus ganas de abrirse emocionalmente. Sus historias personales, duras de roer, pierden alcance entre tanto enigma.
Concebido como un thriller de acción sobrenatural, los únicos puntos ganados giran en torno a algunas secuencias de persecución. También alrededor de algunos tracks de la banda sonora que dan impulso a lo que muestra la cámara. Con exceso de sangre, el realizador parece más bien orientado a generar desagrado y justificar desde allí la mera existencia y vuelta de ‘El cuervo’.
Algo que tampoco es tan así, pues en estos 30 años hubo otros intentos de retomar el clásico. Uno con ‘The Crow: City of Angels’, en 1996; otro con ‘The Crow: Salvation’, en el 2000; y, el último con ‘The Crow: Wicked Prayer’ en 2005. Por si fuera poco, en 1998 hubo una serie que intentaba dar continuidad a la película de 1994 titulada ‘The Crow: Stairway to Heaven’.
En los cines desde el jueves 22 de agosto, ‘El Cuervo’ espera conectar con audiencias más jóvenes. Claro que su clasificación C-16 ya limita al grupo de espectadores que acudirán a la sala.