El Hato Orinoco, en el municipio Tubores del estado Nueva Esparta, es el epicentro de una revolución silenciosa. Aquí, donde el sol calienta la tierra con fuerza, 463 gallinas se han convertido en las protagonistas de un proyecto social y económico sin precedentes. Su cacareo es el sonido de la organización comunal, el rumor de un pueblo que, a través de la consulta popular, decidió tomar el control de su plato de comida. No fue un decreto gubernamental ni la inversión de un privado la que puso en marcha este proyecto; fue la voz colectiva.
La Comuna Batalla de Los Barales, una entidad ya consolidada en la praxis del poder popular, sometió a consideración de su gente la inversión de recursos en un proyecto avícola. El sí fue contundente y se materializó en 463 gallinas ponedoras y, de manera crucial, en la compra del alimento balanceado necesario para su desarrollo. La comunidad no solo invirtió en el activo productivo, sino en el combustible que lo haría funcionar durante sus críticas fases iniciales.
Raisa Navarro, vocera de la comuna, explica que “con este proyecto queremos distribuir estos huevos a través de la comuna (…) donde dejamos de ser dependientes de las cadenas privadas y, a través de nuestra comuna, empezar a producir”.
Cifras que cacarean
El proyecto de la Comuna Batalla de los Barales se sustenta en proyecciones concretas y cifras que permiten evaluar su impacto real. La apuesta no es a la esperanza, sino a la planificación comunitaria.
Son 463 gallinas ponedoras y el proyecto tiene como fecha de inicio este mes de diciembre de 2025, cuando se estima que las aves comenzarán su etapa de postura. Se calcula que la producción inicial será de 350 huevos diarios, cifra que representa 75% de la capacidad potencial del lote, aunque es conservadora y realista, ya que considera el período de adaptación de las aves.
Este proyecto tendrá impacto en 12 consejos comunales que serán los beneficiarios directos de esta producción. Se estima que la producción de 350 huevos diarios es solo el inicio, porque se prevé que irá en aumento de manera progresiva, pudiendo estabilizarse cerca de los 400-420 huevos diarios.
Los 350 huevos diarios equivalen a 10.500 huevos mensuales o 126.000 huevos al año. Esta producción, distribuida de manera interna y prioritaria, representa un aporte proteico significativo para las familias de los 12 consejos comunales, un nutriente esencial que, en la economía familiar, tiene un costo elevado.
Soberanía alimentaria
En Hato Orinoco, el concepto de soberanía alimentaria se está gestando en un modelo pedagógico en escala real.
La comuna no solo está produciendo un alimento, está controlando el proceso completo; desde la decisión de qué producir y cómo financiarlo (consulta popular), pasando por la gestión del cuidado de las aves y la logística de la alimentación, hasta la definición del mecanismo de distribución (red de consejos comunales).
El futuro
El cronograma marca diciembre como el mes cero. El cacareo de las gallinas, que hoy es un símbolo de gestión, pronto se traducirá en bandejas de huevos que circularán por los caminos de la comuna, evitando los anaqueles de los supermercados.
La Comuna Batalla de Los Barales ha demostrado que el poder popular, cuando se ejerce con planificación y transparencia, puede generar bienes tangibles. La comunidad ha tejido, con hilos de democracia directa, organización y sentido común, una red de seguridad alimentaria.
En el corazón productivo de Tubores han entendido que la verdadera independencia no se declara, se construye. Y a veces, para empezar, solo se necesitan 463 gallinas, una consulta y una comunidad decidida a empollar su propio futuro.