Ante ese mar de manipulación mediática e injerencia imperial, la tarea es seguir como un faro encendido que muestra la lucha y resistencia de un pueblo que no está dispuesto a doblegarse ante el hostigamiento gringo.
Por ello, somos también eco de la conciencia global que no admite la barbarie. Desde acá nos unimos al clamor mundial que exige el alto al fuego inmediato en Gaza, ya que lo que presenciamos no es una guerra, sino un genocidio planificado, ejecutado por el sionismo con la complicidad tácita del imperio norteamericano. El pueblo palestino, con su estoica resistencia, nos recuerda que la lucha por la autodeterminación y contra el colonialismo es una sola en todas las latitudes.
Volviendo a nuestro país, quiero recordar que el presidente Nicolás Maduro ha vuelto a trazar la línea de la soberanía. Sus más recientes declaraciones ante la escalada de agresiones y manipulación de Estados Unidos son la voz de un pueblo que no se doblega.
Su postura es de firmeza inquebrantable: Venezuela no cederá ni un milímetro de su soberanía. En lugar de responder con belicismo, el Presidente ofrece diálogo en el marco del respeto mutuo, desenmascarando la hipocresía de Washington que dice buscar la paz mientras financia la conspiración.
En este orden, no podemos olvidar que el asedio contra Venezuela es una política de Estado en EEUU y que este, con la ayuda de los dirigentes apátridas buscará cualquier medio (y mentira) para arremeter. Lo hizo hace poco cuando interceptó una lancha colombiana en el Caribe, dejando al descubierto que este tipo de operaciones, que pretenden disfrazarse de lucha contra el “narcotráfico” o “piratería”, son un pretexto para justificar una intervención militar.
Ante esto, no puedo pasar por alto a María Corina Machado y su ahora galardón imperial. Y es que este “premio” ha abandonado toda pretensión de honorabilidad y es, sencillamente, el pago por servicios prestados a la maquinaria desestabilizadora yanqui que pide invasiones y sanciones criminales contra nuestro pueblo.
Machado no es una pacifista; ella es la llave del neofascismo que el imperio utiliza para forzar la cerradura de nuestra soberanía y saquear nuestros recursos. Frente a esta farsa, el pueblo venezolano seguirá en las calles, derrotando conspiraciones.