Josef Aschbacher, director general de la ESA: “La inversión de Europa en espacio ha caído un tercio en cinco años” | Ciencia

EL PAÍS

El director general de la Agencia Espacial Europea, Josef Aschbacher (Austria, 63 años), alerta de que China ya es la segunda potencia espacial mundial. En apenas unos años ha desbancado a Europa, cuyo papel es cada vez más pequeño e irrelevante. El jefe del organismo que engloba a 23 países, incluida España, con más de 6.000 trabajadores, incluidos los astronautas europeos, cree que el viejo continente debe tomar decisiones políticas para ser independiente en el espacio si quiere garantizarse un futuro próspero, y una buena porción de la tarta de la economía espacial y lunar.

Aschbacher propondrá a los 23 países del organismo —que acaba de celebrar su 50 aniversario— su Estrategia 2040 para que en esa fecha el continente sea capaz de lanzar por sí mismo astronautas a las estaciones espaciales privadas que orbitarán la Tierra, y tal vez también a la Luna. En un momento en el que los países están volcados en el gasto militar, Aschbacher recuerda que el espacio tiene un uso dual, pero que la inversión militar de Europa en el espacio es ridícula comparada con la de las otras grandes potencias. El doctor en ciencias naturales, que fue jefe de los programas de observación de la Tierra, reconoce que la inestabilidad generada por Trump y la incertidumbre sobre los presupuestos de la NASA pueden retrasar el viaje al espacio de los astronautas europeos, incluido el del español Pablo Álvarez; mientras se acerca la jubilación de la Estación Espacial Internacional, prevista para 2030.

En unas semanas llegará una prueba de fuego: la aprobación del nuevo presupuesto de la organización hasta 2028 durante la reunión ministerial en Bremen, Alemania. La propuesta de Aschbacher es aumentar la inversión en un 30% respecto a lo aprobado para el periodo anterior. De todos los programas propuestos, Aschbacher detalla uno que resuena especialmente en España: un nuevo sistema de observación de la Tierra por satélite que podría evitar “cientos de muertes” en catástrofes como la dana de Valencia, de la que ahora se cumple el aniversario. Esta entrevista exclusiva se realiza en el Centro de Astronomía Espacial de Villanueva de la Cañada, a las afueras de Madrid, desde donde se controlan todas las misiones de astronomía y ciencia espacial de la ESA.

Pregunta. ¿Cómo ve una Europa líder en el espacio?

Respuesta. Siguiendo la estrategia y poniéndonos en 2040, yo estaría contento con una Europa con una nueva generación de cohetes privados, al contrario que hasta ahora, que los ha desarrollado la ESA. Habrá constelaciones de satélites que nos protegerán de los desastres naturales y de las amenazas externas, gracias en parte a sistemas de computación avanzados en el espacio. Esto puede sonar raro, pero en 15 años será una realidad. Estos sistemas serán nuestros guardianes. En 2040 Europa tiene ya sus propios cohetes y naves para llevar astronautas a las estaciones espaciales, que serán comerciales, e incluso a la Luna. Si los miembros de la ESA me dan luz verde, tendremos esta capacidad. Para entonces hay ya una economía lunar con su propia red de comunicación y navegación y vuelos regulares tripulados y de carga. Será un nuevo continente donde habrá grandes empresas usando los recursos naturales y bases habitadas. Para entonces es posible que ya haya misiones humanas que hayan salido hacia Marte, probablemente realizadas por Estados Unidos. El espacio en general estará mucho más integrado en la sociedad y será un ámbito más de la vida cotidiana.

P. De vuelta a 2025, ¿en qué situación nos encontramos?

R. La geopolítica es complicada, con la guerra de Ucrania y los conflictos de Oriente en Próximo. En el oeste nuestra forma de trabajar con Estados Unidos ha cambiado y es mucho más inestable. En espacio, Estados Unidos hace el 60% de la inversión, China el 15% y Europa el 10%. Esto es sorprendente, porque nuestra talla económica es mucho mayor, de más del 20%. Desde esa perspectiva, está claro que en Europa se invierte poco en el espacio.

P. ¿Qué riesgos tiene esto?

R. El espacio crece un 10% al año. No hay muchos sectores así; el transporte, la energía, el turismo, están lejos de estos niveles. Tal vez solo le superan la inteligencia artificial, las tecnologías cuánticas o la biomedicina. Nuestra vida diaria depende cada vez más de lo que sucede en el espacio. Si apagamos los satélites, la vida tal y como la concebimos desaparece, y en el futuro esta dependencia será aún mayor. Además, en los últimos meses, la conexión entre espacio y defensa se ha vuelto crucial. Con los nuevos objetivos de gasto de la OTAN, la inversión en defensa se ha disparado en Europa. No puede haber defensa sin espacio y viceversa. El espacio tiene un uso dual civil y militar por naturaleza. Pero hay algo paradójico. A nivel global, la inversión pública en espacio es una mitad civil y otra militar, aproximadamente. En Europa solo un 15% de la inversión viene de defensa. Así que Europa no solo invierte poco en espacio, sino que lo hace mucho menos desde el punto de vista militar. Lo que me preocupa es que en apenas cinco años, de 2019 a 2024, la inversión de Europa en espacio a nivel global se ha reducido un tercio. Es enorme. En términos absolutos hemos crecido, pero no tanto como otros países, lo que supone un retroceso en la práctica. Es una señal de alerta de cara a la reunión ministerial de noviembre: Europa tiene que usar más el espacio en favor de sus ciudadanos y su economía, pero también en seguridad y defensa.

P. ¿España podría incluir su inversión en la ESA para llegar al 5% de gasto del PIB en defensa que le pide la OTAN?

R. Solo si el dinero viene del Ministerio de Defensa y está adscrito a programas concretos.

P. ¿Le preocupa que este clima suponga una reducción del gasto civil en espacio, especialmente en ciencia?

R. Obviamente hay un aumento en defensa en la mayoría de países. Aunque en algunos el presupuesto de ciencia ha bajado, en muchos se está manteniendo. Y dentro de esto, el espacio no está bajando, en parte porque es esencial.

P. ¿Qué presupuesto será necesario para los próximos tres años?

R. Aproximadamente, 22.000 millones de euros, aunque la cifra final cambiará ligeramente hasta el último día. En estas reuniones suele pasar que lo que propone en director general sale adelante en un 90% aproximadamente, y eso no significa que sea un fracaso. Llevamos año y medio preparando la propuesta con cada país. Y tenemos 22 programas. El 20% es obligatorio y el resto, opcional. Espero buenos resultados. Creo que España va a responder muy bien. Me consta que está preparando una inversión importante. La industria española es muy fuerte. Lidera alguno de los mayores proyectos de la ESA. Ha pasado de ser mediana a liderar consorcios con presupuesto de cientos de miles de millones de euros. Es una gran responsabilidad.

P. ¿Cómo convence a la población de que hay que gastar todo este dinero en el espacio?

R. Un tercio de todo nuestro presupuesto es para observación de la Tierra, y lo que hacemos es bastante alucinante. Sin satélites no sabríamos nada sobre la evolución del planeta y no podríamos predecir su futuro. Además, hay cientos de aplicaciones que afectan a la vida diaria, por ejemplo, en agricultura, los satélites permiten un uso mucho más eficiente de agua y fertilizantes, e incluso podemos saber cuánto trigo van a cosechar Europa, Ucrania y Rusia. Otro uso que nos toca directamente a todos son las catástrofes, como la dana de Valencia, en la que sucedieron algunos problemas y los sistemas se debieron optimizar mejor.

P. ¿A qué se refiere?

R. Había información, pero llegó con retraso y no se transmitió a los lugares adecuados. En un desastre como este necesitas una imagen de satélite cada 30 minutos. Hay que entender cómo progresa la riada y transmitir los datos a las autoridades competentes, como protección civil. Esto no estaba habilitado, porque necesitas una señal automática y una frecuencia de observación mayor, es algo que deberíamos desarrollar. Una de mis propuestas para los ministros europeos en la reunión de Bremen es crear una nueva constelación de satélites de alta resolución para desastres y seguridad. Teniendo una imagen del mismo punto cada 30 minutos y con un sistema de análisis basado en inteligencia artificial en el espacio y coordinado con centros en tierra, podemos predecir con más fiabilidad dónde puede golpear un desastre. Salvaría cientos de vidas y ahorraría miles de millones de euros. Tengo que decir además que estamos muy afectados con lo que vivió Valencia, fue terrible ver lo sucedido y las víctimas tienen todo nuestro afecto.

P. La Estrategia 2040 dice que Europa debe ser un actor soberano y resiliente. ¿Qué significa eso en la práctica?

R. Que necesitamos soberanía estratégica. Debemos desarrollar nuestra propia tecnología y depender menos de otros países. Estamos muy expuestos por la cooperación que teníamos con Estados Unidos. No es bueno que los problemas para que se apruebe el presupuesto de la NASA nos afecten directamente. No digo que nos aislemos, pero sí que nos valgamos por nosotros mismos con nuestra propia tecnología. Esto de momento no es posible.

P. ¿Es realista pensar que Europa pueda viajar sola al espacio?

R. Sí, lo que necesitamos es un mandato de los líderes políticos de cada país. Si quieren un cohete, una cápsula y el resto de cosas necesarias, nosotros podemos hacerlas. Por supuesto, no es algo trivial y llevará tiempo, pero tenemos los elementos necesarios.

P. ¿Qué tal es la coordinación entre la ESA y la Unión Europea?

R. Muy buena. La Comisión Europea se está involucrando más en el espacio. Su nueva propuesta de Fondo de Competitividad Europeo prevé un gasto de 131.000 millones de euros en espacio y defensa. en el mismo paquete. Es cinco veces más de lo que se gasta ahora. La propuesta debe debatirse y probablemente se apruebe a finales de 2027. Esto es muy bueno para la ESA, que actualmente lleva a cabo el 80% del gasto en espacio.

P. Las relaciones con Estados Unidos no atraviesan su mejor momento. ¿Cómo afecta esto a los programas conjuntos?

R. Estados Unidos aún no tiene un presupuesto y actualmente el Gobierno está cerrado. Espero que la situación se resuelva pronto y entonces veremos el impacto. Hay que recordar que la colaboración con Estados Unidos supone solo el 5% de los programas de la ESA. Es cierto que son programas muy visibles, porque incluye la Estación Espacial Internacional y Gateway, la estación lunar para astronautas, el proyecto Mars Sample Return de Marte. Este último parece totalmente cancelado. En Europa hemos decidido que lo llevaremos a cabo de todas formas y estamos definiendo nuestra propia tecnología. Reutilizaremos la nave que pensábamos enviar a Marte, el Orbitador de Retorno a la Tierra, para la observación de parámetros poco conocidos del planeta, así no precederemos todo lo que hemos invertido. En lo demás, tenemos que esperar, pero ya estamos trabajando en planes B y C. La idea principal es que seamos más independientes, los dueños de nuestro propio destino.

P. ¿Es posible que se retrase el vuelo al espacio de Pablo Álvarez y otros astronautas europeos?

R. No lo sabemos. Pero conseguir que Pablo y el resto de astronautas vuelen es una prioridad. Si no lo podemos hacer con la NASA, buscaremos otras alternativas.

P. ¿Y China, debe ser más un aliado que un rival?

R. Tenemos alguna cooperación científica, por ejemplo, en monitorización del cambio climático. Pero en la situación geopolítica global no creo que haya grandes misiones espaciales en cooperación con China. Europa es parte del mundo occidental. Hay una polarización creciente, que es lamentable, pero Europa seguirá del lado de su compañero occidental.

P. Casi el 20% del presupuesto de la ESA se dedica a misiones científicas ¿Qué podemos esperar en este campo en los próximos años?

R. En unos años tendremos los primeros resultados de Juice, una sonda que llegará a las lunas heladas de Júpiter en 2031 y estudiará si son habitables, si tienen la capacidad de albergar vida, dado que estas lunas tienen grandes océanos. Estamos también en las primeras fases de estudio sobre el lanzamiento de otra sonda a Encélado, una de las lunas de Saturno. Es un proyecto fascinante porque la nave tardaría 10 años en llegar con los medios de propulsión actuales. Estamos barajando que pueda aterrizar, tomar muestras de hielo y vapor de agua que sale de las grietas y analizarlas in situ. Imagínate si podemos hallar vida o marcas indirectas de su existencia. Veríamos si hay o no ADN y si tiene el mismo origen que el de los humanos. Y más allá tenemos otros telescopios como Euclid que nos dará respuestas sobre la materia oscura y la energía oscura. Lisa y New Athena explorarán las ondas gravitacionales. Estos proyectos van a ampliar nuestro conocimiento fundamental del universo y a plantear miles de nuevas preguntas.

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