La primera entrevista en prime time a Juan del Val como ganador del premio Planeta podría haber sido en El hormiguero, programa en el que colabora desde hace años. Pero era Leiva el que estaba anunciado desde hace una semana. Ni Leiva es un personaje menor, ni el Planeta es un premio pequeño. La primera hora del programa ha estado dedicado a Leiva y ese documental que dirigen “unos chicos del barrio” a los que creo que no ha puesto nombre. Tras unos cuarenta minutos ha llegado Marron con un experimento que Leiva ha contemplado con paciencia. Después de eso se ha ido con su sombrero de cuáquero a otra parte.
Unos anuncios después ha llegado la parte en la que los tertulianos bailan y se aplauden a sí mismos antes de sentarse en la mesa. Juan del Val es anunciado como “el ganador del Premio Planeta” (qué menos). En la mesa Pablo Motos y sus hormigas, Cristina Pardo, Tamara Falcó, Nuria Roca, y Juan del Val ilusionado como un niño pequeño. Él lleva en la mano el premio y Tamara hace algo que nunca se debe hacer: sostener un premio ajeno. Tamara, en su bendita inocencia, dice “Esto es lo más cerca que voy a estar de un premio Planeta”. Extraña y errada declaración de alguien que ha convivido con un Nobel. Desde el 15 de octubre sabemos que, para ganar el Planeta, basta con ser presentador del grupo. Puede ser que, por error, omisión o pereza de algún presentador, el galardón recaiga en algún escritor, pero lo suyo es que lo obtenga un empleado de la casa, así que Tamara podría ganar el premio sin problema. O niño, o novela. Puede que ambas cosas. Tamara, con su vocecita, parece la única de verdad interesada en que Juan del Val hable.
Foto: Quique García (EFE)
Juan del Val está muy contento y emocionado. Cuenta que estaba nervioso, pero la realidad es que se había filtrado desde las ocho de la tarde como mínimo y que lo sabían hasta en Forocoches. No descarto que lo supiera hasta Triana Marrash. Y es evidente que si estás esa noche en esa fiesta, algo te olías. También algo te olías si le das las gracias a tu editora con la que, supongo, habrás trabajado esa novela (que nadie en la mesa menta por el título). Y si estás allí es porque tienes posibilidades de ganar. Ponen las imágenes del momento estelar quitando, por desgracia, el plano en el que Esther Vaquero ejecuta un momento de alta comedia. Nos ponen los platos del patio de butacas lleno de sonrisas congeladas, tímidos aplausos, y caras de “A ver cuándo nos vamos a leer”. Del Val repite el discurso sobre de la popularidad, la calidad y el elitismo como si fuera el puñetero Curtis Garland. Creo notar pequeñas muescas en el orgullo de, al menos, dos de los presentes en el plató. Cualquiera diría que este buen hombre hace novela popular en vez novela erótica en tapa dura.
Habla más Nuria Roca que Juan del Val, y él se queda con cara de “¿pero el entrevistado no era yo?”
“Juan me ha hecho mejor persona” dice la Roca sin darse cuenta de que eso habla de ella, no de Juan. Él da cierta ternura, y probablemente piensa que esto es un reconocimiento a su obra literaria. Pero algo se debe de oler, porque el espacio que se le dedica a este colaborador no llega a los trece minutos (cronometrados). En lugar de dedicarle media hora a su compañero, se centran a comentar completas idioteces: un tanga con vello púbico sintético que ha comercializado Kim Kardashian, la bolsa que lleva Nuria Roca a la playa, y la actualidad de Koldo.
Entra en la conversación la idea de que a lo mejor del Val se tiene que tomar algunos días libres, y Motos se lo toma a broma. Juan del Val remarca que seguirá de guionista y tertuliano, y le falta mirar con cara de gatito y decir “¿verdad, Pablo, verdad?”
Por más pitorreo que podamos tener con el Planeta de este año, es feo —y raro— que tengas a un compañero ganando el premio más importante (quizás por último año) de España y no le dediques ni quince minutos.