Sapa se abstiene en parte de los consejos de administración de Indra por conflicto de interés | Empresas

Cinco Días

Conflictos de interés en el consejo de Indra. Jokin Aperribay, representante del 7,94% que posee Sapa en la firma del Ibex-35, se ha abstenido al menos en dos ocasiones de participar en el consejo de administración durante parte de los últimas reuniones de la cúpula.

Según señalan fuentes al tanto de su situación, en los consejos de julio y septiembre, Aperribay salió del cónclave cuando se abordaron cuestiones relativas a la fabricación de vehículos, una de las líneas de negocio que quiere impulsar Indra al calor de las nuevas demandas por las exigencias de invertir más en defensa y seguridad. Aperribay decidió salirse del consejo de manera voluntaria, confirman otras fuentes consultadas.

Según explican los conocedores del caso, Sapa podría tener un conflicto de interés por su relación con la dueña de Santa Bárbara, uno de los principales competidores que va a tener Indra en el mercado cuando salgan a concurso las grandes licitaciones para fabricar blindados.

Sapa trabaja en estrecha colaboración con General Dynamics para otras cuestiones desde hace años. Y esta relación se está intensificando. Este mismo viernes, Sapa ha anunciado en un comunicado que ha sido seleccionada, junto con la propia General Dynamics, para suministrar al ejercito norteamericano el sistema de transmisión para un máximo de 7.000 vehículos blindados de nueva generación (programa next gen).

Aunque no ha trascendido el montante del contrato, el importe podría alcanzar los 5.000 millones de euros, según ha avanzado este viernes El Confidencial y La Vanguardia. Otras fuentes consultadas por este medio señalan, empero, que el proceso podría no haber terminado aún, por lo que faltarían las últimas certificaciones para confirmarse dicha adjudicación de la Administración Trump.

Es precisamente en esa estrecha relación que tiene Sapa con General Dynamics donde muchos sitúan la fuente de los conflictos de interés con Indra. La compañía presidida por Ángel Escribano está haciendo una apuesta decidida por convertirse en la empresa tractora en el sector de la defensa y entre los ejes estratégicos está la construcción de blindados, una práctica que no le es ajena en este momento, ya que trabaja para el Ejercito español a través de Tess: está fabricando los carros de combate 8×8 Dragón, precisamente en consorcio con Santa Bárbara.

Para lograr las grandes adjudicaciones de blindados, la compañía dirigida por José Vicente de los Mozos ha creado este año Indra Land Vehicles. Esta división aspira a capturar buena parte de los fondos que los estados socios de la OTAN van a poner para cumplir con las exigencias de Trump, que quiere que aumenten el gasto hasta el 5% del PIB en defensa. También la Unión Europea busca ganar soberanía estratégica. Para ese objetivo de mayor autonomía, ha planteado el plan RearmEU, dotado con 800.000 millones de euros.

Con este fin, Indra está buscando crecer de manera inorgánica. Intentó la compra de la propia Santa Bárbara, pero su dueña General Dynamics European Land Systems se negó. Posteriormente, compró El Tallerón, la fábrica de Duro Felguera con la que quiere sumar capacidades para su división de vehículos. Pero la compañía cree que necesita más tamaño y ya desde tiempo atrás estudia la compra de Escribano Mechanical & Engineering. La lógica de la operación descrita por el CEO de Indra es que con esta empresa cogen fuerza para poder lograr grandes adjudicaciones y cumplir con las exigencias de sus clientes.

Sin embargo, el hecho de que EM&M sea propiedad de los hermanos Escribano desató suspicacias en el seno del consejo, aunque el principal accionista de la empresa, la Sociedad Española de Participaciones Industriales (Sepi) avaló con el 28% del capital esta operación.

Fuentes conocedoras de la situación señalan que Aperribay, en representación de Sapa, se mostró reticente a la operación y que finalmente se apaciguaron las aguas y votó a favor de que se creara una comisión de independientes que estudiara esta compra y certificara que no se produce ningún tipo de conflicto.

Otros creen que Sapa en realidad puso reparos a este proyecto porque podría suponer un freno para Santa Bárbara y General Dynamics, con el que tiene una colaboración directa en otros proyectos.

En ese contexto, tanto en julio como en septiembre, en los dos últimos consejos ordinarios de la empresa, Indra consideró que lo más apropiado era que Aperribay no participara en las deliberaciones del orden del día relativas a los proyectos de vehículos.

La cuestión no es baladí. En las próximas semanas se conocerán los adjudicatarios de los Planes Estratégicos de Modernización, con los que el Ministerio de Defensa pretende movilizar 34.000 millones de euros. Entre los mismos, uno de los más jugosos es el de blindados y ahí se espera fuerte disputa entre las diferentes competidoras. La pregunta ahora es si Sapa puede mantener su participación en Indra, valorada en bolsa en más de 5.500 millones a día de hoy, a la par que mantiene una estrecha colaboración con el dueño de su principal competidor por el negocio de vehículos.

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